Vicente López

“EL PLAN FINES ES UNA HERRAMIENTA PARA UN FUTURO MEJOR”

Esta pregunta fue lo primero que pensé, luego de leer una nota de opinión de Alfredo Dillon, el día lunes 7 de abril en la versión matutina del gran multimedios argentino, basada en una enorme cantidad de datos erróneos, por calificar generosamente esas grandes mentiras. Lamentablemente una parte importante de los próximos párrafos la voy a tener que dedicar a aclarar dichas mentiras, para recién luego ver porque les molesta tanto el programa FINES a los escribas del poder económico.
¿Mentiras verdaderas?
-“Único requisito para inscribirse es ser mayor de 18 años”. FALSO, también se debe tener título primario o analítico de materias aprobadas en el secundario. Se contempla un plazo de seis meses, con la firma de una declaración jurada de por medio, para presentar la documentación correspondiente a la trayectoria educativa, ya que muchos estudiantes tienen la documentación en provincias o distritos diferentes al que se inscribieron.
-“(…) la propuesta exige cursar solo dos veces por semana, tres horas”. FALSO, si son dos días por semana, pero se cursa 5 horas un día y 5 horas y media el otro.
-“ (…) hay chicos que deben materias de la secundaria tradicional, pero deciden rendirlas a través del Fines porque “es más fácil””. FALSO, una de las modalidades del programa Fines permite rendir las materias adeudadas del último año de la secundaria. Para eso en lugar de ir a rendir a una mesa de examen, como se hacía tradicionalmente, se pueden anotar para cursar ocho tutorías (obligatorias) dos veces por semana y luego rendir la materia. (En la provincia de Bs. As. este era el antiguo programa COA).
-“un docente debe presentar un proyecto pedagógico (…) , no hay una instancia oficial que controle si los contenidos cumplen con los Núcleos de Aprendizaje Prioritario (NAP) definidos por el Consejo Federal de Educación”. FALSO, si los docentes deben presentar un proyecto pedagógico para explicar de qué manera van a brindar los contenidos obligatorios básicos de cada materia, siendo evaluado por la inspectora distrital de la rama de adultos y por la jefa distrital de educación.
-“el profesor está más o menos forzado a aprobar a todos los alumnos con tal de que asistan o avisen que tienen un problema”. Primero es muy laxo el “más o menos” utilizado para aprobar o no a un alumno. Luego debemos decir nuevamente FALSO, para aprobar una materia se tiene que tener un 75% de asistencia y comprobar los conocimientos adquiridos en la misma. Por otra parte poner en discusión la forma de validación de los conocimientos por parte del estudiante y su evaluación es una discusión mucho más profunda que decir que como en algunas materias se valida con un trabajo práctico y no con un examen tradicional el estudiante aprueba sin saber o se le regala el título. Esto equivale a decir que un licenciado en Filosofía o en Historia le regalaron el título porque hizo una tesis sobre lo que él quería y no un examen escrito u oral, presencial e integrador de todos los conocimientos adquiridos.
-“los docentes no son necesariamente titulados en la materia que dictan”. FALSO, los cargos docentes correspondientes al Fines tienen los mismos requisitos que los cargos docentes de secundarios, tanto de adultos como de escuelas medias o técnicas; con su correspondiente puntaje y acto público. Es más, además de presentarse al acto público deben presentar el proyecto pedagógico ya mencionado.
Una vez desarticuladas algunas de las mentiras expuestas en dicho artículo vuelvo a la pregunta inicial: ¿Por qué les molesta tanto el programa FINES?
Una de las principales banderas del proceso político iniciado el 25 de mayo del 2003 por Néstor Kirchner y desde 2007 encabezado por Cristina Fernández de Kirchner consiste en la inclusión educativa como herramienta para igualar oportunidades en el injusto mercado laboral. En estos 11 años tuvimos desde grandes gestos, la primer acción de gobierno de Néstor fue ir a destrabar el conflicto gremial en Entre Ríos donde llevaban meses sin clases, hasta profundas políticas de estado, como una nueva ley nacional de educación, que ata el presupuesto educativo a una suma fija del PBI (en constante crecimiento), estando hoy por arriba del 6 %, o las paritarias docentes, entre otras políticas.
Sabemos que lo económico, dedicar más fondos nacionales a educación, no es la única forma de igualar el acceso a la educación. Por eso el gobierno nacional implementó el programa Conectar Igualdad a través del ANSES con el objetivo de achicar la brecha en alfabetización informática en los estudiantes de nivel medio. Siempre recuerdo cuando compañeras y compañeros mayores me comentan entre lágrimas de emoción que su primer juguete (muñeca, pelota, bicicleta, etc.) se los dio Evita y pienso como va a impactar en la memoria colectiva de los sectores populares el acceso a su primer computadora.
También quizás este ataque al programa FINES radique en que es la contraprestación fundamental que van a tener que realizar cientos de miles de jóvenes en la Argentina para poder participar en el programa PROGRESAR, jóvenes que no trabajan ni estudian y a partir de estos dos programas comienzan a recuperar alguno de sus derechos vulnerados desde que nacieron.
Pese a todo lo expresado creo que el ataque mediático corporativo al programa FINES tiene razones más profundas, que están atadas no solamente a lo que dicho programa significa en lo particular, sino a lo realizado en los últimos 11 años en nuestro país, siendo el FINES sólo una foto de una película basada en la justicia social, la independencia económica, la soberanía política y los derechos humanos que los argentinos venimos construyendo. En el rechazo al FINES está el rechazo a la recuperación de la política como herramienta de transformación, está el rechazo a un pueblo que volvió a tener líderes como Néstor y Cristina, con quienes soñar con un futuro mejor es posible. Está, en fin, el rechazo a tener la posibilidad de un movimiento de trabajadores cada día más firme, con mayor organización y con trabajadores y trabajadoras cada vez más instruidos.
Claramente falta para tener un país donde los trabajadores nos encontremos plenos de derechos, y seguramente el programa FINES debe tener muchos puntos débiles a ser mejorados, pero la raíz del ataque mediático al programa no está en sus debilidades sino en sus fortalezas y todo lo que trae detrás suyo. Por eso invito a los agoreros de la derrota, no de un gobierno sino de la sociedad en general, a que asistan a cualquier sede de FINES, a la hora y en la materia que les quede más cómoda, a escuchar y ver sobre lo que están escribiendo, a compartir un mate con cualquiera de los estudiantes, que con muchísimo esfuerzo concurren luego de una jornada laboral, dejando obligaciones domésticas en un segundo plano. Me gustaría invitarlos a que escuchen cuanto estudian en sus casas para aprobar una materia, cuanto esfuerzo dejan en cada trabajo práctico y con cuantas ganas asumen un nuevo desafío en su vida.
En fin, los invito a que tengan esta experiencia de sentarse a compartir con el otro un proyecto, a que en tiempos donde quieren hacernos sentir que el sentido común es la revancha y la violencia, una inmensa mayoría elegimos seguir soñando con una sociedad y un futuro mejor para quienes están por venir. Ya que el FINES no es más ni menos que una herramienta concreta con la que cientos de miles de argentinos y argentinas recuperan su capacidad de proyectar un futuro mejor para ellos y sus familias.
Joaquín Noya
Concejal FPV-Mov Evita en Vicente López

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