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ESCRACHAN A POLICÍA QUE ATROPELLÓ Y MATÓ A LUCIANO ALT

fuente: Clarín
Luciano Alt tenía apenas 6 años. El sábado 13 de febrero murió atropellado por un patrullero de la Policía Bonaerense que, en medio de una supuesta persecución, con las luces y las sirenas apagadas, habría perdido el control. El nene justo estaba festejando su cumpleaños frente a su casa de Villa Ballester (San Martín). En la tarde del lunes último, los familiares y vecinos de la víctima protagonizaron una marcha en reclamo de justicia que llegó hasta la casa de unos de los policías acusados de la muerte. Y todo terminó en escrache e incidentes.

Según dijeron a Clarín fuentes del caso, el teniente Juan Mateo Quintana (55) –quien iba de acompañante en el patrullero que mató a Luciano– tuvo que refugiarse en una remisería cuando vio llegar hasta su casa a la columna de gente que protestaba. Poco después, fue rescatado por la Policía. Siempre según los voceros, el oficial –que quedó desafectado de la Fuerza a partir de la muerte del chico– fue golpeado por varias personas y recibió amenazas de muerte a los gritos. Los manifestantes, además, hicieron pintadas en su domicilio, golpearon y rompieron parte de su Ford Escort y provocaron daños en el local donde intentó parapetarse, situada en Melo y Berutti, en Villa Martelli.

Los incidentes recién terminaron cuando la Bonaerense logró meter a Quintana en un patrullero y llevárselo del lugar.

En la remisería le contaron ayer a Clarín que Quintana estaba conversando en la calle con un vecino cuando vio llegar a la protesta y se metió en el local. “Es un vecino de acá, más allá de que lo que haya hecho es un vecino y lo conocemos. Llegó esta gente y él se metió en la remisería. Y atrás entró la gente como para pegarle. Otro grupo se quedó en la puerta hasta que pudimos sacarlos a todos. Destrozaron casi todo, no hay derecho”, aseguró un empleado. Confirmó que, si bien Quintana recibió algunos golpes, no hubo ninguna consecuencia grave. “Estaba golpeado, pero no lastimado”, describió.

De todas maneras, la fiscal de Vicente López Marcela Semeria dispuso medidas para proteger al policía “escrachado”.

Silvia Irigaray, integrantes de la organización “Madres del Dolor”, participó en la marcha y desmintió que Quintana haya recibido una paliza. “Salimos de la casa de la familia de Luciano y caminamos hasta el hospital Belgrano. Había muchísima gente, muchas cuadras con gente participando de la marcha. Y luego, desde el hospital, decidieron ir a la casa del policía, que está a dos cuadras de allí”, contó.

Los familiares de Luciano querían ir a lo de Quintana para poner velas en el frente del lugar y pintar una estrella en señal de protesta. Entonces le pidieron a la gente que se quedara esperando en avenida Constituyentes. Pero no hubo caso. La gente continuó. “Andan diciendo que rompieron todo, pero eso no es cierto. El policía se fue de su casa cuando supo que la gente estaba yendo hacia allí”, concluyó Irigaray.

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