San Isidro

CHICOS DEL BARRIO LA CAVA PARTICIPARON DEL ESPACIO DE ROCK Y HIP HOP

Tras el exitoso paso en enero por el Centro Municipal de Exposiciones, la iniciativa gratuita “De pies a cabeza” se mudó en febrero a la Casa de Galilea (Alvarado 1355, barrio La Cava), donde los chicos tocaron instrumentos, rapearon y bailaron en diferentes estilos de hip hop.

Niños y adolescentes se acercaron al Centro de Desarrollo Humano y Fortalecimiento Familiar de La Cava, durante ocho encuentros para aprender a rapear, bailar distintos estilos de hip-hop y tocar variados instrumentos como la batería, guitarra eléctrica y bajo, entre otros.

“Desde la gestión es clave para nosotros fomentar y ofrecer el marco adecuado para estos encuentros, donde los chicos tuvieron la posibilidad de iniciarse en la guitarra y el bajo, las danzas urbanas y el rap, de compartir con pares y de empezar a transitar posibles caminos artísticos”, sostuvo Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general de Cultura de San Isidro.

“Nos llena ver cómo acá los chicos se inspiran y encuentran un lugar donde conectarse en conjunto, con nuevas herramientas para expresarse, en un lenguaje fácil para ellos y en el que están en contacto constantemente, como lo son el rap, rock y hip hop. Acá vienen, ponen el cuerpo en acción y se sienten representados”, agregó Silvia Gómez Giusto, coordinadora de “De Pies a Cabeza”.

A lo largo de las clases, la iniciativa brindó la posibilidad a los participantes, de 6 a 13 años, de aprender técnica, improvisar, tocar o bailar y ensamblar. También de probar variedades de los géneros artísticos que se trataron, como lo son el breaking y dance hall, y la oportunidad de escribir canciones propias.

“La música está dentro de todos, pero sobre todo de los más chicos, les es natural. Se engancharon muy rápido, sólo es cuestión de darles la chance. La prueba más fehaciente es que cuando terminamos cada clase siempre nos decían: Me puedo llevar la guitarra a casa”, coincidieron los profesores Ivana Traboulsi y Mauro Saini.

Entre cajones, baterías, cencerros y panderetas, los niños experimentaron y trabajaron en relax, dinámica del golpe, lectura de partituras para comprender mejor la percusión y la música en general bajo la guía del periodista y baterista Axel Stahler.

“Está buenísimo acercar el rap a los chicos de menos recursos económicos. Yo trato de identificar lo que más les gusta, sus intereses, y de ahí partimos a componer, improvisar, jugar. A veces surgen temáticas duras, angustias, problemas y el rap está para canalizar, para ayudar a expresarse, a tener una voz y levantarla alto”, agregó el docente Juan Pablo Castillo (Under MC), de 29 años, con dos CDs propios y primer rapero en llegar al Teatro Colón, nada menos, durante Argentum, la gala musical del G20.

A su lado, una mesa, fibras y hojas, y una pizarra con todo lo producido. “Eso lo escribí yo”, dijo orgullosa Clara (9), que en inglés se hacía llamar Ángel, su seudónimo artístico, y señaló su frase: No seas mi villano, sé mi hermano.
“No sabía nada de música. Ahora quiero hacer rock con la batería”, completó Leo Godoy, de 14 años del barrio La Cava.

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